
- Amplía la capacidad de financiación y proporciona liquidez inmediata financiando el importe de las ventas.
 
- Mejora los ratios de endeudamiento y del circulante, eliminando las cuentas a cobrar.
 
- Evita el riesgo de fallidos por insolvencia.
 
- Facilita un eficaz control estadístico-contable de la cartera de facturas.
 
- Reduce las gestiones por impagos, morosidad y fallidos.
 
- Aumenta la eficacia de la gestión de cobros.
 
- Permite una mejor planificación de la tesorería, evitando posibles desviaciones.
 
								
								