Oír las palabras “Se está considerando una nueva reforma tributaria”, se volvió constante en nuestro país, solo desde el año 2000 se han realizado 12 reformas, y es una tendencia que, según expertos, se mantendrá al menos en el mediano plazo.

En la cotidianidad, si usted tiene más gastos que ingresos, está endeudado y las cosas no van bien, financieramente hablando, busca estrategias que le permitan reorganizarse, cumplir con sus obligaciones y sanar sus necesidades; lo mismo le ocurre a un país, que, aunque ya cobra impuestos y tiene otras fuentes de ingresos, estas no son suficientes para financiar nuevos proyectos, mantener el grado de inversión, la confianza extranjera, además de pagar sus deudas. En este caso, un gobierno también necesita buscar salidas.  

Tanto en Colombia como en todos los países del mundo, existe un estatuto tributario que indica, las reglas para cobrar impuestos a personas y empresas de cada territorio, cuando esas normas se modifican surge una “salida”, a esos problemas anteriormente mencionados; entonces el concepto de reforma tributaria aparece.

Por qué se da una reforma tributaria

Una reforma tributaria, por lo general, se crea para conseguir más recursos y poder adelantar programas sociales u obras que de no ser así no se podrían lograr; el país no dispone de tantos recursos acumulados, pues tradicionalmente gasta más de lo que recibe, o también, se adelantan dichas reformas para alcanzar otros objetivos como impulsar el empleo, bajando el valor que las empresas pagan en impuestos e incentivando la contratación de trabajadores (de ahí que cada Gobierno realice una diferente).

Y claro, al principio muchos sectores pueden decir “no a la reforma tributaria”, cuando un proyecto de este tipo se debate, pero tenga en cuenta que sin impuestos y sin ajustes a esos impuestos, el gobierno no tendrá recursos para invertir en los ciudadanos, el cual es el propósito de los tributos.

En un ejemplo, en el caso de una persona del común a quien no le alcanza el dinero puede reducir sus gastos, pedir dinero prestado o aumentar sus ingresos; para el caso de un país: un gobierno no se puede dar el lujo de no realizar programas u obras necesarias para sus ciudadanos.

Entonces, para que le presten dinero tienen que ver que sí puede pagar y dado que los impuestos son la fuente de ingreso más importante de la Nación, si el dinero no alcanza pues, es necesario aumentarlos.

¿Por qué se hace una reforma tributaria?

Si el país necesita pedir dinero prestado…

Si va a su casa ese conocido que usted sabe que tiene demasiados gastos, está sin trabajo hace mucho tiempo, vive endeudado, y le pide prestado dinero, ¿usted le prestaría?

Lo mismo sucede con los países cuando no son autosuficientes en materia financiera, si recurren a la banca internacional y no pueden comprobar que tienen con qué pagar, seguramente no les van a prestar, pero si cumplen con ciertas condiciones y logran demostrar que pueden devolver el dinero, podrán verse beneficiados con el crédito, y una reforma tributaria puede crearse para cumplir dichas condiciones impuestas o para mostrar que los recursos con que se va a pagar el préstamo van a salir del aumento en la recaudación, que viene con dicha reforma.

Si el país necesita reducir la diferencia entre gastos e ingresos…

Si ve que llega el fin de mes y el dinero que ingresa al hogar no le alcanza para cubrir todos sus gastos indispensables, es probable que usted busque un nuevo trabajo o la posibilidad de tener un ingreso extra que le permita cerrar ese hueco entre gastos e ingresos, en el caso de un país ocurre lo mismo, debe centrar su mirada y accionar en la fuente principal de sus ingresos: los impuestos.

Para cumplir con el aumento en estos ingresos públicos, los gobiernos se pueden valer de ciertas estrategias (que son casi siempre algunos cambios de las reformas tributarias): pueden reducir la evasión a través de controles más rigurosos que permitan que quien debe pagar impuestos lo haga, crear nuevos impuestos o aumentar la tarifa de los que ya existen o ampliar la base de pago, es decir que las personas o empresas que antes no pagaban un impuesto, ahora sí lo deben hacer.

Aunque ciertos sectores deban pagar más impuestos, una reforma tributaria correcta debe garantizar que ni el consumo (personas) ni el empleo (empresas) se vayan a ver significativamente afectados con el alza.

Porque entonces, la solución resulta peor que el problema y, de hecho, una reforma tributaria, debe cumplir con uno de sus objetivos finales: “destrabar” el sistema tributario, ser una herramienta clave en la lucha contra la inequidad. Pensado de esta manera, el concepto general de “reforma tributaria” deja de ser tan negativo.

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